Fecha: El domingo siguiente al corpus
El domingo siguiente al día del Corpus, se celebra la fiesta del Colacho, declarada de Interés Turístico de Castilla y León. De tradición secular y de gran arraigo popular, data del siglo XVII, momento en que comenzó y que se ha mantenido ininterrumpidamente hasta nuestros días. Consiste en una jornada en la que el Colacho, personaje grotesco ataviado con una botarga de llamativos colores y cubierto por una máscara, se lanza, en representación del diablo, a fustigar con una cola de caballo a las gentes del pueblo que le increpan con insultos. A lo largo del recorrido los lugareños levantan altares de flores, para que, a su paso, el Colacho haga una parada y salte por encima de los niños que ese año hayan nacido en Castrillo de Murcia. La farsa o juego de escarnio representa el mal y la herejía, algo que logra vencer la fe del pueblo cristiano con el Sacramento de la Eucaristía. El día más importante de la fiesta es Domingo día en el que se celebra la procesión. Los vecinos del pueblo adornan sus casas con sus mejores galas para recibir el paso de la procesión. En algunas casas se disponen unos "altares", donde la procesión realiza una pausa y bendice el agua y el vino. Frente a estos altares, y en el suelo, se colocan unos colchones sobre los cuales y momentos antes de la llegada de la procesión, se tumban a los niños nacidos en el año. La procesión también esta compuesta por las niñas que han recibido en el año la Primera Comunión que tiran flores a los niños tumbados. El recorrido que se realiza en procesión comienza en la iglesia del pueblo (situada en la parte más alta del pueblo) y se hace un recorrido hasta volver nuevamente a la iglesia. Tras finalizar la procesión, la gente va a "las eras", donde amenizará la fiesta un grupo de baile castellano. Durante los bailes el atabalero pronunciará un discurso y finalmente se beberá vino y comerá queso (de Sasamon) y pan, que gratuitamente reparte la archicofradía de Minerva.