La huella árabe y medieval se puede descubrir en su emplazamiento, en la falda de una pequeña montaña coronada por la ermita dedicada a Santa Bárbara, y por su disposición, con el señorío de su arco de entrada, las casas exteriores haciendo de muralla, sus callejuelas y rincones, todo ello bajo la sombra protectora de su formidable Iglesia.